miércoles, 15 de julio de 2009

“No pensé que fuese tan intenso, tan emocional”


Fotografía: Joel Martínez
Montse Fernández - Natalia Puga / Tánger.
Hoy hemos presenciado uno de los momentos más emotivos de la estancia de los voluntarios de Amarante; y es que no todos los días te dicen que has llegado al corazón de una persona. Cristina no pudo contener las lágrimas al escuchar estas palabras de una de las trabajadoras de Attawassoul en una de las actividades grupales organizada en la sede de la asociación. Se ha dado cuenta de que estaba equivocada cuando creía que su primera experiencia como voluntaria la enriquecería en el plano social porque es el trato personal “lo que de verdad me está nutriendo”.

La casa en la que está acogida Cristina representa uno de los modelos de familia más tradicional de la sociedad marroquí, algo que, a primera vista, puede parecer un inconveniente teniendo en cuenta que en su vida en España es muy independiente y liberal. Sin embargo, asegura estar contenta con el hogar en el que vive ya que es una experiencia “mucho más real, una realidad más cruda” que la que pueden vivir otros compañeros recibidos en familias menos conservadoras.

Hay momentos en los que no tener intimidad también se convierte en un problema, pero, es un aspecto al que se está amoldando con menos dificultades de las que esperaba ya que, en caso contrario, se sentiría sola. Desde el primer momento en el que llegó, siempre han estado pendientes de ella y, a pesar de que es una familia modesta, se está volcando en darle todas las comodidades e incluso le obsequiaron con un traje típico marroquí.

“No pensé que fuese tan intenso, tan emocional, pensé que iba a haber más distancia”, comenta al reflexionar sobre el aspecto que más le ha llamado la atención de su estancia hasta el momento. Tampoco escatima en adjetivos a la hora de definir el trato entregado que le profesan: “Son muy familiares, muy hospitalarios, muy generosos”.

A cambio de tanta hospitalidad, ella les responde evitando cualquier situación que puede molestarles o causarles alguna incomodidad. Siempre intenta “mantener la compostura”; renuncia a uno de sus vicios, fumar; se viste un pantalón debajo del camisón; e incluso es capaz de taparse el cabello mojado con un pañuelo.

Integrarse de esta forma era uno de los objetivos que Cristina se había marcado para el proyecto. Otro era conseguir ser de utilidad a las mujeres trabajadoras de la industria textil en Tánger. Y lo ha conseguido. “Nos sentimos muy útiles con las clases de español, están aprendiendo mucho y se muestran muy agradecidas e interesadas”, analiza, “y esperamos que les ayuden en algo”.

A título personal, estas clases de español en Attawassoul le han servido para reafirmarse en su vocación hacia la enseñanza. Asegura que le gustaría repetir la experiencia “y encaminar mi labor con este tipo de viajes”.

3 comentarios:

  1. He leído de una tirada todas vuestras entradas porque desde la comodidad de mis vacaciones estoy alejada de las nuevas tecnologías. Pero a partir de hoy rompo uno de mis compromisos (no usar el ordenador). Siento envidia sana (si es posible) porque podais ser testigos de las sensaciones que tienen los voluntarios y porque podais transmitirlas llegando al corazón de los que os leen. Enhorabuena

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  2. Me emociona grandemente conocer por este medio, que existe en todas partes del mundo y muy especial en Tánger, gente sencilla, alegre, generosa y hospitalaria. En buena hora que ustedes esten viviendo en carne propia la realidad de un pueblo distinto al nuestro. Sigan asi hasta el final, que no me perderé ni un detalle de esta fabulosa experiencia.
    Un abrazo fuerte a toda la gente de Tánger y a ustedes estimados amigos reporteros.
    Desde Ecuador
    Willy

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  3. Pasos cada vez más firmes en un primer proyecto de visibilización del voluntariado para Agareso. Estamos abiertos a seguir admirando, en esta pasarela social, a todas aquellas personas que impulsan y sostienen el peso de la transformación de una realidad con ritmos muy diferentes. Gracias a vuestra comprometida y nítida labor nos encontramos al otro lado del estrecho sin necesidad de cruzarlo físicamente. Besos y abrazoos

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