viernes, 17 de julio de 2009
Tan diferentes y tan iguales. La mujer vista desde ambas orillas
Fotografías: Joel Martínez
Montse Fernández - Natalia Puga / Tánger. Los estereotipos que cruzan el estrecho crean una idea preconcebida de que la mujer marroquí y la mujer española son muy diferentes, y puede parecer a primera vista que al abordar este tema entre dos mujeres de distinta nacionalidad, las respuestas van a ser totalmente contrapuestas. Sin embargo, una entrevista simultánea a Silvia Lorenzo y a Bahijad Elouahabi nos ha revelado que son más parecidas de lo que pensaban antes de conocerse hace menos de una semana.
Las dos llevan una vida totalmente diferente. Silvia es trabajadora social en España y Bahijad operaria en una fábrica de textil en Marruecos. Una es universitaria y la otra tuvo que dejar sus estudios por la situación económica de su familia y, sin embargo, aparentemente son muy parecidas. Tras varios días de convivencia, se han dado cuenta de que a pesar de provenir de culturas diferentes sus realidades pueden entrelazarse sin solaparse. Tienen más puntos en común que diferencias.
- ¿Cómo veías a la mujer marroquí antes de participar en este programa?
SILVIA: La idea que yo tenía era que estaba sometida en una sociedad patriarcal, estaba en un segundo plano y sólo se dedicaba al cuidado de la familia y el marido.
- ¿Cómo veías a la mujer española antes de participar en este programa?
BAHIJAD: La mujer española está abierta, lee mucho, viaja, conoce a otras personas de otros países, aparenta más edad de la que tiene…
- Tras estos primeros días de convivencia, ¿has cambiado de idea?
S: Sí, en cierta medida, ya que trabajan, conducen y no siguen ciertas pautas, como puede ser la vestimenta, ví que hay mujeres que conducen y en alguna medida sí se ha modificado esa idea que traía porque no sabía que la mujer pudiese hacer ciertas actividades. Pero al mismo tiempo, también veo, que cuando se casan, aparcan su vida laboral y se dedican en exclusiva a la familia.
B: He visto que la mujer de España fuma.
- ¿Qué es lo que más te llama la atención de ella?
S: Que tiene mucha curiosidad e interés por aprender. Me llama la atención que la ropa que utiliza no es la que yo traía en mente, la tradicional. Sólo lleva la ropa tradicional cuando va a la mezquita.
B: Que la mujer es una persona normal, que tiene un compromiso, que es muy comprometida, que tiene palabra.
- ¿Con qué calificativos definirías a Bahijad?
S: Muy dulce, muy trabajadora, muy despierta, con mucha curiosidad, muy hospitalaria.
- ¿Con qué calificativos definirías a Silvia?
B: Silvia es una persona muy seria, es trabajadora y curiosa, quiere conocer todas las cosas.
- ¿Qué te gusta de la vida de la mujer marroquí que no haya en España?
S: Me gusta la vida familiar que tiene, es una familia unida y habla mucho, algo que en España se ha perdido.
- ¿Qué te gusta de la vida de la mujer española que no haya en Marruecos?
B: Vosotras podéis conocer todas las cosas. Para Silvia es una suerte poder tener un viaje aquí, pero yo no lo tengo tan fácil para ir a España.
- ¿Te has sentido incómoda con ella en algún momento?
S: No, para nada. Realmente esta familia es bastante machista, que los hombres comen en el salón y las mujeres en la cocina y, al terminar, la mujer recoge. Hay ciertos detalles que no me gustan en exceso, pero no me resultan incómodos.
B: Silvia actúa de manera muy normal, no ha tenido ningún gesto que me haya chocado. Hasta ahora todo va bien, una persona de España que viene de otra cultura y con otras costumbres puede hacer cosas que nos choquen, pero ella no.
- ¿Te gustaría vivir en Marruecos siendo mujer?
S: No, venir de vacaciones sí, pero vivir aquí no.
- ¿Te gustaría vivir en España siendo mujer?
B: Todavía no he viajado a España, así que todavía no tengo una imagen clara de España para saber si me va a gustar.
- ¿Piensas que es más difícil la vida de la mujer en Marruecos que en España?
S: Realmente tampoco puedo hablar mucho porque realmente no sé lo que dice la gente por la calle o si los chicos, como me comentaron, te dicen cosas incómodas. No viví ninguna acción agresiva o de rechazo por el hecho de ser mujer, por lo menos en la vida diaria, aunque también es verdad que yo nunca voy sola. Supongo que será más difícil ser mujer aquí, pero no porque lo haya vivido en me propia carne sino por lo que me dice ella, que trabaja tantas horas, la vida que llevan las mujeres en casa y en el trabajo y porque en las familias grandes no todos los hijos pueden estudiar y si hay un hermano hombre será él el primero en hacerlo.
- ¿Piensas que es más difícil la vida de la mujer en Marruecos que en España?
B: Una mujer que va a vivir a España con su familia tiene pocas dificultades, pero si va sola ya lo tiene más difícil.
El voluntariado desde otro enfoque
Fotografías: Joel Martínez
Montse Fernández - Natalia Puga / Tánger. Hacía mucho tiempo que María Jesús López, una enfermera catalana de 46 años, quería participar como voluntaria en un programa solidario y este año le ha llegado su oportunidad a través de la ONG Setem. Ya lleva dos semanas en Marruecos y ha tenido la oportunidad de conocer de cerca el trabajo de asociaciones como ‘Pateras por la vida’,‘Forum das Femmes’ o ‘Al Mouatina’ y de vivir de dos formas diferentes: alojada con una familia y viviendo en un centro público con sus compañeros voluntarios. Son dos maneras distintas de vivir la misma experiencia con una misma finalidad en el horizonte: conocer otra realidad e intentar ayudar a que se superen las diferencias. La misma motivación que arrastró a Tánger a los colaboradores de Amarante.
La experiencia está siendo muy intensa y ha hecho que María Jesús no se sienta decepcionada con lo que ha vivido: “sabía a lo que venía y lo que me podía encontrar”. Nos comenta que antes de viajar reciben una formación en Setem que considera “fundamental” y que valora muy positivamente, ya que “los occidentales tenemos conceptos predeterminados sobre la sociedad marroquí, que cuando llegas aquí se desmoronan totalmente”, por lo que es mejor estar preparada.
Si tuviese que definir al pueblo marroquí con una palabra, esta sería hospitalidad, “estoy muy sorprendida con el trato de la gente, son muy amables, están contentos simplemente por saludarnos”. Una de las vivencias que más le ha calado se produjo en una cafetería cuando una joven marroquí a la que no conocía se le acercó simplemente para decirle hola. “Me sorprendió y me animó mucho”, recuerda.
Antes de llegar a Tánger, estuvieron diez días en Larache, lugar en el que se sintió muy afortunada por haber tenido la posibilidad de vivir con una familia tradicional que le ha permitido ver muchas realidades diferentes, “la sociedad marroquí es muy variada, te puedes encontrar de todo, desde los más religiosos, hasta los más liberales, pero ellos conviven sin problemas con estas diferencias, nosotros somos mucho más cuadriculados que ellos”.
Nos cuenta con satisfacción su labor como voluntaria, “colaboramos en los talleres, enseñándoles español, canciones y bailes, hacemos lo que nos pidan, pero lo fundamental, es compartir tu vida con la gente de aquí”.
María Jesús nos asegura, que cuando se planteó la posibilidad de viajar a Marruecos, pensó que era una buena forma de conocerlos mejor, “en donde vivo, hay muchos emigrantes marroquís, y realmente tras esta experiencia estoy entendiendo muchas cosas, como por ejemplo, el tema del velo, no hay que darle tanto valor. Ellas lo llevan porque quieren, habrá alguna que sea obligada, pero yo las veo contentas”.
Espera repetir de nuevo su experiencia como voluntaria, tal vez en otro tipo de expedición en la que pueda poner en práctica sus conocimientos de enfermería, pero de lo que está segura es de que nunca olvidará este viaje.
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