viernes, 17 de julio de 2009

El voluntariado desde otro enfoque


Fotografías: Joel Martínez
Montse Fernández - Natalia Puga / Tánger.
Hacía mucho tiempo que María Jesús López, una enfermera catalana de 46 años, quería participar como voluntaria en un programa solidario y este año le ha llegado su oportunidad a través de la ONG Setem. Ya lleva dos semanas en Marruecos y ha tenido la oportunidad de conocer de cerca el trabajo de asociaciones como ‘Pateras por la vida’,‘Forum das Femmes’ o ‘Al Mouatina’ y de vivir de dos formas diferentes: alojada con una familia y viviendo en un centro público con sus compañeros voluntarios. Son dos maneras distintas de vivir la misma experiencia con una misma finalidad en el horizonte: conocer otra realidad e intentar ayudar a que se superen las diferencias. La misma motivación que arrastró a Tánger a los colaboradores de Amarante.

La experiencia está siendo muy intensa y ha hecho que María Jesús no se sienta decepcionada con lo que ha vivido: “sabía a lo que venía y lo que me podía encontrar”. Nos comenta que antes de viajar reciben una formación en Setem que considera “fundamental” y que valora muy positivamente, ya que “los occidentales tenemos conceptos predeterminados sobre la sociedad marroquí, que cuando llegas aquí se desmoronan totalmente”, por lo que es mejor estar preparada.

Si tuviese que definir al pueblo marroquí con una palabra, esta sería hospitalidad, “estoy muy sorprendida con el trato de la gente, son muy amables, están contentos simplemente por saludarnos”. Una de las vivencias que más le ha calado se produjo en una cafetería cuando una joven marroquí a la que no conocía se le acercó simplemente para decirle hola. “Me sorprendió y me animó mucho”, recuerda.
Antes de llegar a Tánger, estuvieron diez días en Larache, lugar en el que se sintió muy afortunada por haber tenido la posibilidad de vivir con una familia tradicional que le ha permitido ver muchas realidades diferentes, “la sociedad marroquí es muy variada, te puedes encontrar de todo, desde los más religiosos, hasta los más liberales, pero ellos conviven sin problemas con estas diferencias, nosotros somos mucho más cuadriculados que ellos”.

Nos cuenta con satisfacción su labor como voluntaria, “colaboramos en los talleres, enseñándoles español, canciones y bailes, hacemos lo que nos pidan, pero lo fundamental, es compartir tu vida con la gente de aquí”.

María Jesús nos asegura, que cuando se planteó la posibilidad de viajar a Marruecos, pensó que era una buena forma de conocerlos mejor, “en donde vivo, hay muchos emigrantes marroquís, y realmente tras esta experiencia estoy entendiendo muchas cosas, como por ejemplo, el tema del velo, no hay que darle tanto valor. Ellas lo llevan porque quieren, habrá alguna que sea obligada, pero yo las veo contentas”.
Espera repetir de nuevo su experiencia como voluntaria, tal vez en otro tipo de expedición en la que pueda poner en práctica sus conocimientos de enfermería, pero de lo que está segura es de que nunca olvidará este viaje.

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